Un proyecto con financiación FECYT.

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El proyecto LA MEMORIA DE LA TIERRA (MEDELTIA). El origen de la agricultura en perspectiva es un proyecto de innovación financiado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) del Ministerio de Economía y Competitividad, enmarcado dentro de la categoría de Fomento de nuevas vocaciones científicas (FCT-16-11229) y desarrollado desde la Fundación General de la Universidad de Valladolid.

Dirigido por el doctor Manuel Rojo Guerra, catedrático en Prehistoria de la Universidad de Valladolid, y con la participación especializada de Pablo de Castro, profesor de Historia e Historia del arte en el Colegio Safa-Grial de Valladolid y doctor en Didáctica de la Educación Artística, MEDELTIA pretende acercar al alumnado de Educación Secundaria y Bachillerato el ciclo agrícola y los procesos asociados a la agricultura del Neolítico mediante la recreación de esos mismos procesos, la realización de actividades de identización patrimonial y la investigación basada en las artes.

Además, el equipo cuenta también con la  Dra. Leonor Peña Chocarro (CSIC), especialista en paleoagricultura, y Alba Masclans, especialista en traceología en utillaje lítico, ambas con numerosos proyectos de investigación a sus espaldas.

El proyecto ha contado con la inestimable colaboración de Paleolítico Vivo –en cuyas instalaciones se recreó el poblado y se realizaron buena parte de las actividades identitarias y de formación–, el IES Ribera de Castilla –cuyos profesores y alumnos fabricaron los mangos de madera para nuestras herramientas de piedra–, Radio Televisión Española RTVE –que se ocupa de la documentación audiovisual del proceso para la creación de una película–, INEA –que aportó formación y en cuyas instalaciones se sembró y recolectó cereal–, la Unión de Campesinos de Castilla y León –que nos ha provisto de semillas de cereal–, el European Music Archaelogy Project –que performatizó y grabó materiales musicales para contextualizar el proyecto desde el plano musical– y Apple –que ha impartido formación sobre edición de video a los alumnos participantes–.

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La Memoria de la Tierra (MEDELTIA)

Venimos de un sistema educativo que ha olvidado lo esencial: que solo lo que se se usa no se olvida. Sin lugar a dudas, entre la tecnología del Neolítico y el último dispositivo de Apple, la humanidad se ha reinventado varias veces, aparentemente sin perder información significativa y mejorando la funcionalidad de sus conocimientos y aprendizajes; sin embargo, en esa maraña de contenidos, no somos capaces de encontrar la ruta para ilusionar a nuestros estudiantes día a día, en cada hora, a cada minuto.

Cuando el profesor Manuel Rojo me propuso embarcarme como miembro del Proyecto MEDELTIA mi única duda fue si encontraría un equipo de estudiantes en el Colegio Safa-Grial que secundaran nuestras locuras sin dudarlo. No hizo falta esperar mucho para comprobar que los había tan locos, tan osados o más que nosotros para asumir un proyecto cuyo desarrollo se extendería a partir del mes de marzo en que cursaban primero o segundo de Bachillerato y que se alejaba de las nuevas tecnologías tanto como lo pudieran permitir el proceso de neolitización en su conjunto, la agricultura y sus tareas asociadas, el pastoreo, la vida rural y el trabajo manual no digital.

Los materiales recogidos en este volumen no son un fin en sí mismos, sino un medio más para llegar al objetivo de estudio dando tantos rodeos como el tiempo nos permitiese.

En plena sociedad de la inmediatez, el tiempo pausado del cereal ha sido nuestra elección y su ciclo estacional de eterno retorno la guía hacia la experimentación perdida –tras décadas de lecciones magistrales– por una sociedad que debe recordar que el conocimiento se adquiere al generarlo a cada instante.

PABLO DE CASTRO. Coordinador del Proyecto Medeltia en el Colegio Safa-Grial.

Un oasis educativo en medio del desierto

JUAN PRESA. Periodista. Colaborador del Proyecto MEDELTIA.
En la era de la información que inunda nuestro entorno, hace falta volver a vivir experiencias. El proyecto Medeltia traslada esa necesidad “experiencial” al mundo educativo y por ello, además de interesarme, me consideré afortunado cuando Pablo de Castro me invitó a filmar parte de las actividades.
Nos hemos acostumbrado a que eso de crear experiencias se relacione con el mundo digital pero las experiencias tienen que ver más con el mundo físico que con la información, sea texto, imagen o sonido; tiene que ver más con el espacio físico real que con su representación en píxeles o kilobytes. Cuando movemos el cuerpo sucede algo más que el simple desplazamiento y, desde luego, más que la idea de desplazarnos. Y cuando aprendemos experimentando aprendemos mejor.
Construir proyectos como Medeltia requiere un esfuerzo considerable por parte de profesores, alumnos y centros, pero es fácil comprobar que merece la pena. Estos alumnos recordarán toda su vida lo vivido y aprendido estos meses, desde la fabricación de recipientes de barro hasta la preparación de una comida, pasando por la siembra y recolección del cereal, o la construcción de una cabaña. Y lo harán porque recordarán el dolor de riñones al cargar con los troncos o el pequeño corte al pulir las piedras de silex, el tacto del barro, el calor de la hoguera con que cocinaron los conejos, o las anécdotas con sus compañeros y con el resto del equipo. En ocasiones lamenté tener que estar filmando y no poder dejar la cámara, remangarme y sentirme durante un rato como un hombre del Neolítico.
Doy fe que este proyecto ha estado muy documentado, tanto por Televisión Española, como por un nutrido grupo de fotógrafos y operadores de cámara, y es importante que se divulgue precisamente por las razones expuestas, porque aún hay demasiada pantalla, pizarra, libro y lección magistral en lugar de experiencias, y porque la realidad de las generaciones digitales es que la pantalla, con sus numerosas ventajas, les está arrebatando no sólo la experiencia integral, sino, me temo, ciertas habilidades creativas.
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Editando nuestro material de vídeo con el apoyo de Apple en AppleStore Río Shopping

ANSELMO ALONSO PESQUERA

Ese día estaba muy ilusionado por poder ir a apple a trabajar en la edición de los videos, y yo creo que a todo el mundo le gustaría esta experiencia ya que nadie me puede negar que trabajar con ordenadores y tecnología a punto es una tarea muy agradecía, casi un regalo.

Al principio muchos nervios, mi nivel manejo de ordenadores Apple es muy bajo, pero la verdad es que es muy intuitivo y las dudas se sustituyeron por resultados increíbles. Nos enseñaron a utilizar el programa de edición de video Final Cut Pro X para crear un clip multicam, que es muy similar a estar dirigiendo un programa de televisión: “ahora quiero la cámara 2 y el audio de la 4, pero a partir del segundo 36 quiero la cámara 1 y el audio de la 3…”

La verdad es que las risas no faltaron ese día y el trato por parte del profesor fue increíble. Lo que se podía llamar una tarde de trabajo que repetiríamos sin duda todos, sin olvidar mencionar que nos dieron unos pequeños detalles que siempre alegran un poco.

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Cuando te das cuenta de que el proyecto es suyo y no tuyo…

PABLO DE CASTRO

En el maletero del coche, además de nuestros equipajes y mi tabla de bodyboard, llevábamos algunas de las herramientas que habíamos fabricado y utilizado en el proyecto. De viaje, la conversación en el habitáculo, como las nubes en el cielo, fluía voraz y sin remilgos. Andrea y Rita son capaces de darte réplica a cuestiones de toda índole, igual comentan la historia detrás de la letra del American Pie de Don McLean que hablamos de cine, literatura o historia.

Llevábamos ya tres semanas dándole vueltas al hecho de que dos de mis alumnas asumirían la responsabilidad de presentar MEDELTIA en el contexto de las Jornadas #PREP2 (Prácticas y Reflexiones en Educación Patrimonial), en San Sebastián –un foro especializado en Educación Patrimonial al que acudirían expertos de toda España, incluso del extranjero, para poner en común experiencias de excelencia y establecer las líneas directrices del IV Congreso Internacional de Educación Patrimonial–, por eso no me quedó más remedio que romperme en mil pedazos cuando vertieron la pregunta:

–Pero Pablo, ¿exactamente en qué consiste un congreso?

No diré que me temblaron las piernas, pero sí que me pregunté –para mis adentros– ¿saldrá bien esta aventura o nos ahogaremos en la orilla? Todo este tiempo hablando de qué harían allí y parecía que no estaba claro. Seguramente no me había explicado con bien, no por parquedad sino porque ellas son tan brillantes que querrían todo lujo de detalles, pues su responsabilidad les hacía asumir el reto con la intención de impresionar a todos más que de salvar el tipo.

Y así fue. Desde el primer momento se manejaron haciendo suya la situación y disfrutando de cada detalle, desde la enorme cama en la habitación del hotel, pasando por la cena de hermandad con el resto de congresistas en un txoko,  los retoques finales a la microcápsula de vídeo que presentaríamos y la asistencia a las sesiones de trabajo en grupo o las intervenciones de otros ponentes, hasta el mismo momento de la defensa y presentación del proyecto.

Cuando, al terminar la sesión de presentación de videocápsulas, la mayor parte de los asistentes al congreso se acercaron a ellas para felicitarlas y pedirlas explicaciones sobre cómo habían hecho tal o cual actividad o, sencillamente, comprobar el utillaje que habíamos expuesto, lo entendí todo. Mientras recogía el portátil miré la escena desde la lejanía que dan ocho metros de separación y estar desarrollando otra actividad. Entre la nebulosa de gente veía a Rita y Andrea desenvolverse con tal soltura que no pude sino pensar que habíamos ganado. En efecto, el proyecto era suyo, no de Manolo Rojo o mío, de ellas, de todos los participantes.

Nadie me preguntó sobre cómo habíamos desarrollado el proyecto, me limité a aceptar las felicitaciones que fueron dobles: por MEDELTIA y por  la osadía de llevar a las chicas a defenderlo.

Gracias, Álex Ibáñez, Úrsula Luna y Naiara Vincent y equipo en la UPV, por darnos la oportunidad de salirnos de los márgenes y regalar a mis alumnas una experiencia que no olvidarán.

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El Neolítico llega a San Sebastián

ANDREA CATALÁN

En un abrir y cerrar de ojos me encuentro en el coche que nos lleva a una compañera neolítica y a mí a San Sebastián: Medeltia se abre camino en #PREP2 (Prácticas y Reflexiones en Educación Patrimonial).

Los temores de hablar ante gente que no conoces y con mucha más experiencia que tú se diluyen a lo largo de la primera noche gracias a la cena común, donde empiezas a empaparte de proyectos, personas, ilusiones, esfuerzo y trabajo duro. Todo lo que ha conseguido que pudiésemos disfrutar de ese momento.

Tras una noche de más bien poco descanso, nos dirigimos hacia el majestuoso Centro Carlos Santamaría (Biblioteca del campus de Guipúzcoa) cargadas con lo que habían sido nuestros mejores aliados durante estos meses: las herramientas. Hoces, dragas, mesorias sumando cuencos de cerámica hechos en Salgüero de Juarros, lascas afiladas…

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La mañana pasa rápido. Mi incredulidad ante lo que estaba presenciando aumentaba por cada proyecto que se presentaba en la sala. Como una niña pequeña disfrutando de su caramelo favorito, escuchaba con curiosidad cada idea, cada plan, cada objetivo propuesto y cumplido. A veces es bueno pararse a pensar y ver todo lo que hemos avanzado. Y con “hemos” me refiero a nosotros, a todos. Medeltia nos ha trasladado al pasado y la vez ha conseguido que miremos al presente con otros ojos.

El momento de presentar nuestro pequeño gran proyecto llega y mi compañera neolítica y yo nos subimos al lugar donde todos los ojos se clavan en nosotras. Con la completa confianza que nos aportaba seguir el guión inexistente y con el poder de la improvisación, llegamos y hablamos de la mejor forma que se puede hacer: de corazón. Explicar en unos minutos todo lo ocurrido en estos meses no es tarea fácil, pero los recuerdos brotan de nosotras y conseguimos transmitir nuestra ilusión prehistórica a nuestros oyentes.

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Complementamos nuestra exposición con un video que recoge la esencia de Medeltia y que me llena de nostalgia. Lo quiera o no, el año de Medeltia estaba llegando a su fin, y en ese momento me di cuenta que todos los momentos vividos, todas esas personas increíbles que han ayudado en este proyecto, todo el barro, todo el brezo, toda la siega y cosecha realizada significan mucho más de lo que me podía llegar a imaginar.

San Sebastián, ha sido un placer haberte presentado nuestro tesoro neolítico.

Trasladando nuestra experiencia neolítica a nuestros compañeros de clase en Safa-Grial

ANSELMO ALONSO PESQUERA

Muchos nervios; por primera vez hablamos del proyecto a gente diferente, aunque sea a nuestros compañeros. Al principio parecía una cosa muy fría y profesional (solo lo parecía) pero en cuanto nos arrancamos las risas y las confianzas reaparecieron.

No sé si a mis compañeros les paso lo mismo, pero yo, en cuanto empezamos, me quede en blanco y parecía que jamás hubiese estado en los lugares que estábamos enseñando, ni que hubiese escuchado ninguna de las explicaciones de las que empezó hablando mi compañera. Poco a poco se fueron refrescando las ideas y fui cogiendo soltura hasta parecer la autentica realidad: que yo he sido uno de los participantes.

En general me pareció que el tema les intereso muchísimo a los compañeros, aparte de tener una hora de clase un tanto diferente que eso siempre gusta.

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Contando el Neolítico en el Colegio Safa-Grial

MARÍA CURTO

Martes. Tercera hora de clase. Noto cómo un escalofrío me cala los huesos a medida que el profesor me indica que me levante. Hoy es el día. Hoy toca exponerles a mis compañeros mi experiencia por el Neolítico. Estoy preparada.

 

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Sin dubitaciones, me levanto y me pongo frente a la pizarra con todas las miradas apuntándome. No puedo evitar ruborizarme. Con suerte, el profesor logra desviar sus miradas. En cada explicación, me vienen a la mente todas las hazañas, todos los momentos, las dificultades por las que pasamos. Cuando me concede la palabra, me siento libre de explicar esta experiencia tan peculiar. De repente, esos ojos a los que tanto temía unos minutos atrás ya no me dan miedo.

Me parece asombroso ver en los semblantes de mis compañeros alegría, estupefacción, perplejidad e incluso confusión. Parecen que están anonadados, aunque siendo sinceros, yo también lo estaría, pues no todos los días te presentan un proyecto en el que se recrea una aldea neolítica usando los mismos procedimientos que en aquel entonces. Para mi sorpresa, lo que más les deja sin habla es el utillaje: las hachas, las hoces, las mesorias… Explicamos el procedimiento de fabricación de las herramientas, las diferencias que presentan y el modo de su utilización.

Al principio pensé que no les interesaría lo suficiente y que la explicación duraría lo mínimo. Afortunadamente, me equivocaba. Me apasiona ver el interés que muestran en cada pregunta, en cada sonrisa, en cada mirada. Hay quienes ansían irse a la parte de atrás del aula para intentar tallar un poco de sílex que llevamos de prueba.

Esta experiencia ha sido única, increíble e inimaginable. Por un momento me atrevo a cuestionarme el significado de este proyecto para mí. No podría estar más de acuerdo con mi respuesta: me ha hecho abrir los ojos, conocer el significado del sacrificio y del trabajo en equipo. Pese a haber ido contrarreloj todo el tiempo, es verdaderamente satisfactorio ver que los esfuerzos tienen un mérito, una recompensa. Y esto es lo más gratificante que se puede recibir.

Simplemente me siento agradecida por haber sido una pieza más en este rompecabezas. Sin duda ha sido una experiencia inolvidable. Gracias.

Acometiendo tareas pendientes

ÁLVARO RUIZ

Con un poco de agujetas por la jornada anterior, volvimos al pasado para continuar con la colocación del tejado.

El día amaneció más fresco que el día anterior y amenazaba la lluvia. Empezamos a trabajar en las tareas que dejamos el día anterior. Seguíamos con el tejado hasta que se dieron cuenta de que estaba mal organizado con respecto al número inferior de palos trasversales que había en la estructura del tejado. Al no poder continuar hasta resolver el problema, nos incorporamos a la colocación del tapial de a segunda cabaña. Recordamos los momentos que vivimos en abril metidos en el barro. La técnica utilizada para colocar el barro era extenderlo sobre la valla de brezo anteriormente colocada de tal manera que quedara una capa fina. En la base colocamos más barro para que se sujetara.

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IMG_2757Después, fuimos al sembrado donde, con nuestras hoces de , segamos parte del mijo y del panizo. Tras segar medio campo, varamos las espigas de trigo para obtener el grano y se colocó en un cesto de mimbre. Hicimos los golpes al son de canciones. Gracias al aire, se pudo descascarillar el grano.

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Por la tarde realizamos varios reportajes a los miembros del proyecto. Aprendimos sobre sus trabajos y nos deleitaron con los recuerdos que se llevaban de esta experiencia. Por último, nos tocó a nosotros exponer nuestro punto de vista y, guardar en la memoria aquel paisaje que estaba atrapado en el tiempo, en un lugar donde las distancias entre milenios se sobrepasaban en segundos.

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